Viendo las imágenes de pillaje tras el reciente naufragio del buque mercante Napoli frente a las costas inglesas de Devon, me he acordado de una clase de piratas que aparecen poco en los libros de historia, pero que abundaban en las costas de los territorios de origen celta. En Galicia se les conoce por el nombre de raqueiros.
Estos piratas desarrollaban su ‘oficio’ desde tierra. En las noches de tiempo revuelto solían soltar vacas en la orilla del mar, con antorchas atadas en los cuernos. Al crear falsas referencias, esto atraía a los barcos hacia los escollos hasta que encallaban. Una vez inmovilizada la embarcación, los raqueiros la abordaban (en ocasiones matando a sus tripulantes) y la saqueaban a placer. En la Edad Media esto llegó a hacerse bajo las órdenes de algún señor feudal.
En los conciertos del grupo gallego Luar na Lubre, Bieito Romero suele contar la leyenda de una banda de raqueiros que abordó un barco en cuyas bodegas había un producto para ellos desconocido: botes de leche en polvo. Desconociendo la verdadera naturaleza de su botín, los raqueiros lo tomaron por cal y lo usaron para pintar las casas de su pueblo. El resultado fue una gran plaga de moscas… En esto hay clases y clases, claro: en vez de botes de leche en polvo, ahora los modernos raqueiros ingleses sacan flamantes motos BMW del mar, como se puede ver en la foto. La monda.
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