Uno de los referentes en la creación musical española, el compositor,
pedagogo y escritor catalán Josep Soler (Barcelona, 1935), ha rechazado
la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que otorga el Gobierno
español, en señal de protesta contra la “nefasta política” del gobierno
de Mariano Rajoy en materia cultural y educativa. “No puedo aceptar un
reconocimiento de un Gobierno que ha llevado al mundo de la cultura y la
educación a una situación vergonzosa y humillante” ha manifestado a
este diario el veterano compositor, máximo representante de la llamada
Generación del 51 y autor de un impresionante corpus de óperas, obras
sinfónicas y de cámara por las que ha recibido distinciones como el
Premio Nacional de Música o el Premio SGAE de la Música Iberoamericana
Tomás Luis de Vitoria 2011.
“He aceptado galardones de otros gobiernos que han sido más respetuosos con la cultura y la creación musical, pero no quiero saber nada, ni parecer cómplice aceptando su distinción, del actual Gobierno español, ni de Mariano Rajoy ni del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, cuya desastrosa política está asfixiando el mundo de la cultura hasta límites intolerables”, explica, con argumentos contundentes y voz pausada, en conversación telefónica. “Yo no quiero saber nada de estos personajes, a los que la cultura y la educación no les interesa nada”, añade sin pelos en la lengua.
“Mi decisión no es fruto de un enfado pasajero, sino la reacción a un momento especialmente grave”, afirma Soler, que ha desarrollado una intensa labor pedagógica en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona y en el Conservatorio Profesional de Música de Badalona, que dirigió hasta 2010. “Sé muy bien de lo que estoy hablando porque como profesor he sufrido en carne propia la desastrosa gestión y los continuos engaños de estos señores que gobiernan España”, añade, sin ocultar su indignación. “Como catalán tampoco puedo aceptar este reconocimiento”, señala, al tiempo que no oculta su decepción por la gestión del debate soberanista en el que “todos los están haciendo muy mal”.
El músico, autor de partituras tan admirables como la Passio JesuChristi, un Réquiem y varios poemas sinfónicos inspirados en la figura de san Francisco de Asís, ha remitido un burofax al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, en el que le informa de su decisión, meditada e irrevocable, de rechazar la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que le fue concedida por el consejo de ministros el pasado mes de diciembre, a propuesta del ministro Wert. “No sé quien le facilitó ni nombre ni me interesa saberlo”, comenta Soler. El acto de entrega tendrá lugar el próximo mes de diciembre, y en esta edición se ha otorgado la alta distinción a la actriz Amparo Baró, el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón y el bailaor Israel Galván, entre otros.
Frente al desencanto y la indignación, Soler ha recibido con “enorme alegría” la aparición de una grabación discográfica de una de sus mejores óperas, Edipo y Jocasta, estrenada en 1974 en el Palau de la Música como oratorio- el disco, publicado este mismo mes por el sello Columna Música, recoge el estreno absoluto bajo la batuta de Antoni Ros Marbá de una ambiciosa partitura cuyo estreno operístico tuvo lugar en 1986 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. “Me hace mucha ilusión después de 40 años poder escuchar ese estreno y con sorprendente calidad de sonido. Tengo 78 años y ya no creo que pueda volver a ver una ópera mía en el Liceu”, dice con resignación un autor que posee nada menos que 16 óperas en su catálogo, la mayoría sin estrenar.
“He aceptado galardones de otros gobiernos que han sido más respetuosos con la cultura y la creación musical, pero no quiero saber nada, ni parecer cómplice aceptando su distinción, del actual Gobierno español, ni de Mariano Rajoy ni del ministro de Cultura, José Ignacio Wert, cuya desastrosa política está asfixiando el mundo de la cultura hasta límites intolerables”, explica, con argumentos contundentes y voz pausada, en conversación telefónica. “Yo no quiero saber nada de estos personajes, a los que la cultura y la educación no les interesa nada”, añade sin pelos en la lengua.
“Mi decisión no es fruto de un enfado pasajero, sino la reacción a un momento especialmente grave”, afirma Soler, que ha desarrollado una intensa labor pedagógica en el Conservatorio Municipal de Música de Barcelona y en el Conservatorio Profesional de Música de Badalona, que dirigió hasta 2010. “Sé muy bien de lo que estoy hablando porque como profesor he sufrido en carne propia la desastrosa gestión y los continuos engaños de estos señores que gobiernan España”, añade, sin ocultar su indignación. “Como catalán tampoco puedo aceptar este reconocimiento”, señala, al tiempo que no oculta su decepción por la gestión del debate soberanista en el que “todos los están haciendo muy mal”.
El músico, autor de partituras tan admirables como la Passio JesuChristi, un Réquiem y varios poemas sinfónicos inspirados en la figura de san Francisco de Asís, ha remitido un burofax al ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, en el que le informa de su decisión, meditada e irrevocable, de rechazar la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes que le fue concedida por el consejo de ministros el pasado mes de diciembre, a propuesta del ministro Wert. “No sé quien le facilitó ni nombre ni me interesa saberlo”, comenta Soler. El acto de entrega tendrá lugar el próximo mes de diciembre, y en esta edición se ha otorgado la alta distinción a la actriz Amparo Baró, el cineasta Manuel Gutiérrez Aragón y el bailaor Israel Galván, entre otros.
Frente al desencanto y la indignación, Soler ha recibido con “enorme alegría” la aparición de una grabación discográfica de una de sus mejores óperas, Edipo y Jocasta, estrenada en 1974 en el Palau de la Música como oratorio- el disco, publicado este mismo mes por el sello Columna Música, recoge el estreno absoluto bajo la batuta de Antoni Ros Marbá de una ambiciosa partitura cuyo estreno operístico tuvo lugar en 1986 en el Gran Teatre del Liceu de Barcelona. “Me hace mucha ilusión después de 40 años poder escuchar ese estreno y con sorprendente calidad de sonido. Tengo 78 años y ya no creo que pueda volver a ver una ópera mía en el Liceu”, dice con resignación un autor que posee nada menos que 16 óperas en su catálogo, la mayoría sin estrenar.
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