martes, 24 de enero de 2012
lunes, 16 de enero de 2012
El mayor vertedero de petróleo
¿Recuerdan la catástrofe del Prestige, el barco que hace 10 años se hundió y vertió unas 62.000 toneladas de crudo frente a las costas gallegas? Pues intenten imaginar qué ocurriría si se hundiera un Prestige al año durante 24 años. Esa es la situación en el delta del Níger, en Nigeria, donde desde los años cincuenta se han derramado 1,5 millones de toneladas de petróleo, el equivalente a unos 11,5 millones de barriles, según un informe de 2006 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF ).
martes, 10 de enero de 2012
La Republica de los piratas
Los hermanos de la costa, piratas , rebeldes y libertarios en el Caribe del 1600.
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En el siglo XVII, el comercio iberico con America, y especialmente en el
Caribe, tuvo un gran enemigo que no fue Francia, Inglaterra u Holanda sino la
"Cofradia de los Hermanos de la Costa", compuesta por hombres de muy diverso
origen y nacionalidad a quienes se conocera como "filibusteros" - del
holandes "vrij bouiter", "el que va a capturar botin" -, que en ingles sera
"freebooter" y en frances "filibustier".
Para Espanha seran bandidos y piratas, para las naciones adversarias del
poder peninsular son bandidos... o aliados. Nada de eso preocupa a los
filibusteros mismos, por esencia libertarios a quienes nada importa como no
sea su condicion de hombres libres, en el mar que es la libertad y agrupados
en la "Cofradia...", que sera un verdadero ensayo de sociedad anarquista.
Pero alguna vez hay que bajar a tierra, y debe ser en lugar seguro. Ese lugar
sera la isla de La Tortuga.
Siendo muy inciertos o inexistentes los registros sobre el origen de la
hermandad, lo mas probable es que se trate de "bucaneros". En el norte de la
isla de la Espanhola (hoy Santo Domingo),
explorada y ocupada desde los
tiempos de Colon pero con poco valor e interes para los espanholes, se
radicaron numerosos aventureros, esclavos blancos y negros fugitivos,
prisioneros huidos, que aprendieron de los indios arawacos a preparar el
"bucan", la carne ahumada de jabali y otros animales que cazan en la boscosa
region. Su negocio es comerciar carne ahumada y frutos varios con los barcos
en travesia. Pero en 1620 los españoles les atacan para hacerse de ese
comercio y desarticular a ese nucleo extranjero y no catolico. La derrota es
facil, pero no su captura. Un gran numero cruza el canal que separa a la
Espanhola de la isla de La Tortuga y se refugian alli, donde la residencia
sera permanente, volviendo a la isla mayor a cazar, pero no a quedarse. El
ataque trajo otra consecuencia: la necesidad de defenderse en conjunto y
organizarse. Asi nace la Cofradia despues de 1620 y sobrevivira hasta 1700.
?Como se organizaron? ?Que discusiones hubo? ?Por que ese nombre? Nada
hay escrito aunque no eran todos analfabetos y hubo hombres ilustrados,
incluso nobles, pero que como los otros, al pisar la isla era nada mas, y
nada menos, que un "hermano". Lo que nos ha llegado son ecos de una tradicion
oral de esta fraternidad, que vivia en libertad separada apenas por un brazo
de mar de la sociedad que los expulso, o de la que alejaron voluntariamente.
Escuchemos esos ecos.
"Sin prejuicios de nacionalidad ni de religion". No se es frances o
ingles, catolico o protestante, se es un hombre al que se critica o elogia
como individuo. El primer registro de una division de ingleses contra
franceses, en 1689, señala ya el fin de la Cofradia. Tampoco crearon un
idioma comun o una nacionalidad nueva, nadie trato de imponer nada al otro.
"No hay propiedad individual". No se refiere al botin sino a la tierra.
Nunca hubo lotes ni en La Tortuga ni en las zonas de caza. Tampoco los barcos
eran propiedad individual y el capitan que llegaba a la isla con uno, perdia
sus derechos sobre el. Cualquiera que preparase una expedicion podia
utilizarlo.
"No hay la menor ingerencia sobre la libertad individual". No hay
actividades obligatorias, ni prestaciones forzadas, ni impuestos, ni
presupuesto general. No hay codigo penal y las querellas se resuelven de
hombre a hombre. Nadie esta obligado a combatir, se participa en las
expediciones voluntariamente y voluntariamente se las deja; por esto
no hay ni persecusion ni venganza. No hay ningun registro de persecusion
contra el "Hermano" que abandone el filibusterismo.
"No se admiten mujeres". Se refiere a las europeas y ninguna podia
desembarcar en la isla. No asi las mujeres negras o indigenas. Cuando el
agente oficial frances D`Ogeron intenta, en 1667, convertir La Tortuga en
colonia de su pais, utiliza no la fuerza sino el quebrantamiento de esa
norma. Trae 100 mujeres blancas, que pese a ser "rameras sacadas de la
carcel, pelanduscas recogidas en el arroyo, vagas sin verguenza", se ubican
facilmente entre los hombres del lugar. Se forman parejas, sin casamiento, en
las que la mujer no es la esclava sino la companhera, pudiendo reclamar la
ruptura de la union en caso de maltrato. Pero no obstante se iniciara alli el
aburguesamiento de los filibusteros, y junto con la ropa zurcida y los ninhos
apareceran el adulterio, las intrigas y rencillas vecinales.
En toda constitucion hay derechos y deberes. En la Cofradia las leyes que
vimos no señalan ningun deber para con la comunidad que no se preocupa de
proteger a los debiles. De lo unico que se protege es de la tirania y la
mejor manera de hacerlo es fortaleciendo la importancia de cada individuo.
Son los derechos de cada uno los que garantizan la libertad, y cuanto mas
numerosos y mas fuertes los miembros, mejor sera la garantia de subsistencia
y de equilibrio para el conjunto. Para esta fraternidad las necesidades
militares son imperiosas y obligan a designar jefes para el combate. Pero se
trata solo de un cargo militar, determinado por eleccion y revocable en
cualquier momento. El "Gobernador", que asi se llamara, deja sus funciones
cuando la contingencia belica es superada. Recuerdese que faltan mas de 150
anhos para la independencia de los Estados Unidos y para la Revolucion
Francesa, pero en La Tortuga ya hay elecciones. Mientras mantenga este
consenso, el gobernador - como el capitan de un navio - tiene una autoridad
indiscutida. Tambien habia un "Consejo de Ancianos", formado por los mas
veteranos, quienes velaban por la pureza del espiritu libertario de la
Cofradia, especialmente vigilando las condiciones de ingreso de nuevos
miembros a traves de un noviciado sui generis llamado "matelotage", donde el
aspirante debia compenetrarse con el espiritu y la conducta de la hermandad o
ser rechazado.
La consolidacion del capitalismo y de los poderes imperiales europeos en
el Caribe acabo con la extraordinaria experiencia de los Hermanos de la
Costa. El filibustero se hizo "corsario" - agente de potencias europeas con
patente de corso para asaltar enemigos -. Otros cayeron en un mero bandidaje
naval que perdio todo matiz anarquizante. Pero la leyenda nunca olvidara esa
inedita aventura de libertad que navego a toda vela por las Antillas.
lunes, 9 de enero de 2012
Los Hermanos de la Costa
Piratas y anarquistas
La Cofradía de los Hermanos de la Costa, una sociedad libre y sin autoridades, asoló el Caribe en el XVI.
Los grabados del ilustrador Howard Pyle son de los pocos que muestran con fidelidad la realidad pirata.
El declive del imperio español generó el aumento de la piratería
Fue una época brutal y sanguinaria, en la que los piratas incluso lograron establecer su propia base en la isla de Tortuga, frente a las costas de La Española, actual Haití. Aunque son muchas las leyendas y pocos los documentos, sabemos que realmente existieron, gracias al testimonio directo de Alexander Esquemelin, el llamado médico de los piratas. Los bucaneros se dedicaron inicialmente al contrabando, cazaban vacas y cerdos salvajes para venderlos a los barcos que navegaban en el Caribe. "España se aferró en la vana empresa de impedir todo contacto entre sus colonias y el extranjero, obligándolas a comerciar exclusivamente con la metrópoli, sin tener en cuenta que no disponía de medios que le permitieran abastecer a las poblaciones coloniales", escribe el historiador inglés Phillip Gosse. El declive del imperio español y las nuevas colonias generaron el gran aumento de la piratería. Los corsarios pasaron de atacar a los barcos españoles a atacar naves y ciudades de todas las naciones y no solo en América, sino también en Asia y África.
Al contrabando se apuntaron delincuentes, galeotes, desertores y otros proscritos segregados de la sociedad, los filibusteros, practicantes del pillaje, "habitantes promiscuos, que bebían y mantenían un comercio que los enriquecía", según el historiador Peña Battle. El punto estratégico de los asaltos tenía lugar en La Española, lugar de paso obligado para los barcos que van y vienen entre Europa y el Caribe.
La Cofradía asaltaba sin mirar la nacionalidad o la religión
De borrachos y delincuentes
Con el tiempo, los piratas "pasaron de simples ladrones a tener principios", explica Fuster. Nació así la Cofradía de los Hermanos de la Costa, cuya primera consigna era "libertad y botín". Después, eligieron a sus jefes y organizaron cómo debían ser los asaltos. Joseph Conrad y Herman Melville se rindieron a su arte. "¿Sería posible que robaran y asesinaran un día, se entregaran a las orgías al siguiente y descansaran después, convirtiéndose en filósofos meditabundos, poetas bucólicos, constructores de divanes?", se pregunta Melville.
Aunque los piratas de la Cofradía tienen "tanta historia como leyenda, alimentada por la literatura del romanticismo", hay quien ve en ella el inicio del anarquismo. No solo eran apátridas: rechazaban cualquier código penal y la propiedad privada. No admitían a mujeres, aunque sí permitían a nativas, esclavas y prostitutas, porque no alteraban la vida cotidiana "al no ser proclives a la formación de familias". Acogieron a negros y blancos, ilustrados y analfabetos, aventureros y criminales, hombres libres y esclavos, dispuestos a la cruel vida de los mares.
Tras el fin de la Cofradía, hacia 1700, víctimas del asedio de las potencias imperiales, los filibusteros cambiaron de actitud. Individualistas ahora, "comienzan a trabajar por libre, para quienes fletan sus expediciones e incluso montando sus propias empresas comerciales", explica Fuster. La solidaridad pirata había terminado.
martes, 3 de enero de 2012
Galeria de piratas JOHN HAWKINS
John Hawkins (de familia adinerada) vio entonces una gran oportunidad para llenar sus bolsillos compitiendo en el mercado negro del Caribe. Como la demanda era alta, el mercado de negros en el Caribe ofrecía grandes expectativas respecto a los beneficios que podía ofrecer, pero para ello, era necesario conseguir burlar las leyes que vetan a protestantes y a extranjeros en general el intercambio de mercancías con las plazas de soberanía hispánica.
Hawkins se dirigirá a Sierra Leona y conseguirá un cargamento de 300 negros. Más tarde se dirigirá a los puertos de Cartagena y Santiago. La venalidad y sobornabilidad de gobernadores y funcionarios le permitirán a Mr. Hawkins hacer negocio. Ingeniándoselas con diferentes estrategias llegará a puertos hispanos y conseguirá colocar la “mercancía” transportada (por ejemplo, recalando por “equivocación” en el puerto deseado o pidiendo entrar en dicho puerto harto de capear un supuesto temporal). Sabrá persuadir y llevarse bien con las autoridades coloniales para conseguir sus fines comerciales.Por ejemplo, en 1562 partió de Plymouth hacia la costa de Guinea donde cargó 300 nativos en sus buques. Con este cargamento llega a La Española y vende sin problemas su carga a los plantadores españoles que no tienen reparos en burlar las leyes con tal de conseguir nuevos esclavos a buen precio.
Este éxito le aseguró una importante financiación para el siguiente. Por ejemplo, la mismísima reina Isabel autorizará la utilización del buque armado Jesus of Lubeck como nave insignia de la escuadra.
La habilidad de Hawkins le permitirá de nuevo sortear las prohibiciones y colocar su mercancía de esclavos de puerto en puerto.
Al terminar su expedición, el beneficio con respecto a lo invertido había sido del 60% ; el negocio estaba claro: reventar el monopolio hispánico de la trata de esclavos.
Se calcula que en transcurso de los cuatro siglos siguientes se llevaron de África a América doce millones de negros de ambos sexos. Sin ellos hubiera sido imposible la explotación exhaustiva de las plantaciones de azúcar, café, tabaco y algodón, base de las grandes fortunas indianas.
lunes, 2 de enero de 2012
Luis Torras Martinez
Luis Torras roza el siglo con un deseo: volver a exponer
El artista, uno de los grandes de la pintura gallega, cumple 99 años activo en su taller
AMAIA MAULEÓN - VIGO Como cada día desde hace más de 70 años, Luis Torras se levantará por la mañana muy temprano. Desayunará, leerá el Faro y hará una tabla de gimnasia ("corta", apunta, pero eficaz porque sube y baja las escaleras de su casa con envidiable agilidad). Después se dirigirá a su luminoso estudio y se pondrá a pintar o a reflexionar sobre la obra que está en marcha. El decano de los artistas vigueses cumple hoy 99 años. Con una envidiable lucidez, no necesita alicientes para situarse cada día frente al lienzo porque no concibe su existencia sin un pincel en la mano. "Lo maravilloso de la pintura es que nunca se termina de aprender", asegura con su largo oficio en la espalda. Así, continúa inagotable ensayando nuevas técnicas, algunas recuperadas del medievo. " Al mezclar los polvos con cuajada consigo que no se alteren los colores con el paso del tiempo", informa. El fresco para la obra de caballete, una técnica especialmente complicada, es una de sus preferidas en este momento.
Aunque para la mayor parte de su tiempo en su estudio, ubicado en su propia vivienda, y siempre con la presencia próxima de su mujer María Jesús€ interlocutora y modelo frecuente€ alguna vez sale a pintar del natural. "Casi me echo a llorar cuando hace poco vi cómo han dejado el Berbés... preferí no volver a pintarlo", asegura el pintor, que ha inmortalizado este barrio de Vigo en numerosos cuadros.
Luis Torras donó lo mejor de su extensa producción al concello de Vigo, que hoy se puede visitar en la Casa das Artes. Para este año a punto de comenzar se propone "hacer balance de las obras que tengo en casa, más de cincuenta, y repararlas o destruir las que ya no me gusten", dice contundente. No sería la primera vez que una obra de Torras veía el fuego. Es tan exigente con su obra que si no está totalmente satisfecho con ella, la quema. "Solo me arrepiento de haber tirado un retrato que, en realidad, era bastante bueno", admite.
Con todas las obras en perfectas condiciones, a Torras le gustaría hacer una exposición. Su última muestra individual fue en 2008. "Creo que merece la pena y lo haría de muy buena gana", afirma. Las galerías "hace años que no las piso, aunque se que tienen cosas interesantes", añade, aunque confiesa que sus artistas más admirados son los clásicos: Velázquez, Goya, El Bosco... "El arte contemporáneo, si es bueno, no tengo nada en contra suyo, pero muchas veces no vale una patata", comenta.
Tampoco tiene ningún interés en vender. "Hoy la gente no tiene dinero para gastar en el arte; prefiero donar los cuadros a algún museo", asegura.
Ese arte clásico lo descubrió Torras en sus años de estudiante en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, cuando pasaba los fines de semana paseando por el Museo del Prado. Recuerda este tiempo con mucho cariño aunque pronto se truncó con la guerra. "Como otros estudiantes tenía el carnet de la Federación Universitaria Española". Suficiente para ser condenado. De aquella terrible contienda le quedó para siempre la sordera. "Tengo que arreglar el aparato, no me gusta perderme lo que dicen", se despide.
Aunque para la mayor parte de su tiempo en su estudio, ubicado en su propia vivienda, y siempre con la presencia próxima de su mujer María Jesús€ interlocutora y modelo frecuente€ alguna vez sale a pintar del natural. "Casi me echo a llorar cuando hace poco vi cómo han dejado el Berbés... preferí no volver a pintarlo", asegura el pintor, que ha inmortalizado este barrio de Vigo en numerosos cuadros.
Luis Torras donó lo mejor de su extensa producción al concello de Vigo, que hoy se puede visitar en la Casa das Artes. Para este año a punto de comenzar se propone "hacer balance de las obras que tengo en casa, más de cincuenta, y repararlas o destruir las que ya no me gusten", dice contundente. No sería la primera vez que una obra de Torras veía el fuego. Es tan exigente con su obra que si no está totalmente satisfecho con ella, la quema. "Solo me arrepiento de haber tirado un retrato que, en realidad, era bastante bueno", admite.
Con todas las obras en perfectas condiciones, a Torras le gustaría hacer una exposición. Su última muestra individual fue en 2008. "Creo que merece la pena y lo haría de muy buena gana", afirma. Las galerías "hace años que no las piso, aunque se que tienen cosas interesantes", añade, aunque confiesa que sus artistas más admirados son los clásicos: Velázquez, Goya, El Bosco... "El arte contemporáneo, si es bueno, no tengo nada en contra suyo, pero muchas veces no vale una patata", comenta.
Tampoco tiene ningún interés en vender. "Hoy la gente no tiene dinero para gastar en el arte; prefiero donar los cuadros a algún museo", asegura.
Ese arte clásico lo descubrió Torras en sus años de estudiante en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, cuando pasaba los fines de semana paseando por el Museo del Prado. Recuerda este tiempo con mucho cariño aunque pronto se truncó con la guerra. "Como otros estudiantes tenía el carnet de la Federación Universitaria Española". Suficiente para ser condenado. De aquella terrible contienda le quedó para siempre la sordera. "Tengo que arreglar el aparato, no me gusta perderme lo que dicen", se despide.
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